lunes, 18 de abril de 2011

SEGUNDO DERBI, ESTA VEZ EN SUELO NEUTRAL

Se acerca el segundo derbi, esta vez en suelo neutral, el Mestalla de la ciudad de Valencia, y donde ambas escuadras se juegan mucho prestigio, - personalmente opino que el Real Madrid más que el Barcelona-, ya que mientras el Barca lo ganado todo y ha sido nombrado equipo del año en el 2009 junto con Guardiola como mejor técnico el mismo año; el Madrid tiene años sin ganar, gastando en jugadores jornada tras jornada y en técnicos sin ningún resultado favorable. Este año parece ser el año ya que aunque no han ganado nada están a un peldaño en todas las competiciones más de lo que pudieron haber logrado el año pasado.

Final de la Copa del Rey, semifinales de la UEFA Champions League y segundos en la Liga con la UEFA Champions League del año que viene asegurada, más no podrían pedir; y es que el problema no es que los de Mourinho (técnico que lo ha ganado todo) este entrenando mal al equipo es la superioridad del Barcelona lo que hace mella en los merengues, que a pesar de demostrar un dominio avasallantes ante todos los equipos de La Liga y ante los equipos de Europa en el campeonato de clubes, se paran frente al Barca y desaparecen en el terreno de juego; aunque nunca con tan mal rendimiento como el año pasado en el que fueron aplastados por los de Guardiola, en el clásico de ida y de vuelta.

Este año la paridad es más evidente, admiro al que es capaz de dar un resultado para este partido porque en lo personal yo no me adelantaría a los hechos; los equipos van con todas sus piezas y a Guardiola el único trofeo que le falta para la perfección es la Copa del Rey. Los de Mourinho necesitan ganar un torneo el que sea, para recuperar la confianza de su afición que le reprueba el que celebre un empate ante una liga perdida.

Por toda las razones antes expuestas pienso que este será un clásico lleno de más emociones que el primero de los cuatro que se van a presenciar y con pronóstico reservado y donde debe haber un ganador ingrediente que le agrega una dosis de emoción a un encuentro que ruega en no perder la importancia que tiene.

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